Al pan pan para fantasear

Pan blanco de harina de trigo, pan integral, con levaduras químicas, con levadura madre, de centeno, de semillas, de maíz, panecillos tostados y secos, sin levaduras, sin gluten y sin lactosa, pan de molde, … el de la gasolinera, el del panadero del barrio, el que intentaste hacer una vez en casa, el sofisticado del restaurante que los hace de tomate con aceitunas, … y así podríamos seguir haciendo una lista eterna.

Lo interesante, a mi modo de verlo, es saber cómo afecta el tipo de pan elegido a tu energía. Para entenderlo con un ejemplo sencillo, coge un grano de cereal (sea de trigo, arroz, cebada, maíz, centeno, etc.) y observa la semilla que es, compacta, concentrada, con potencial de crecimiento y vida. Al machacar el grano para obtener harina, todo ese orden que forma parte del micromundo que hay en el grano se disgrega y se dispersa.

En nutrición energética, se habla de la relación que existe entre la tendencia a comer mucha harina en forma de pan, bizcochos, pizzas o bollería, y la búsqueda de coherencia, conexión con el momento presente. Sin embargo, el efecto generado es el contrario al esperado, el pensamiento se disgrega, se desconecta, se fantasea… hay una evasión de la realidad. Se entra en un círculo vicioso, se busca la coherencia masticando harinas y cada vez se está más disperso.

Es decir, si vas a dar un discurso en público o si desarrollas ideas que requieran altas dosis de concentración, mejor evita el croissant o la tostada clásica en el desayuno… A no ser que lo tuyo sea escribir guiones de fantasía… aún así, hay más factores a tener en cuenta cuando elijes el pan de cada día.

Cierto es que la calidad del pan determina el tipo de energía que produce, cuanto más blanca, mezclada  y refinada sea la harina, mayor dispersión, mayor acidez para el organismo y peor absorción de nutrientes. Es como un chute de “azúcar” a nivel energético, que sube el nivel de glucosa en sangre con el consiguiente bajón de energía media hora después.
Las harinas integrales son menos ácidas, aunque producen un efecto similar, y si el pan está elaborado con levadura madre en lugar de levaduras químicas, mucho mejor, pues su efecto de disgregación es menor.

Por lo que he podido averiguar leyendo biografías de algunos grandes descubridores e inventores,  ya sabían que los sándwiches mixtos no les hacían muchos favores a su rendimiento intelectual y basaban sus comidas en cereales completos. Por tanto, parece evidente que experimentemos una energía mucho más sostenible, un enriquecimiento nutricional más interesante y algo más de concentración, si en lugar de la barra precocinada de la gasolinera, elegimos un pan de calidad, poco refinado, con cereales completos o harinas integrales, semillas, frutos secos y levadura madre.

Para terminar, sugiero un pan muy energético que suelo hacer en casa, sin levaduras, sin gluten, con cereales completos, muy digestivo y “coherente”.  Se trata de un pan de arroz integral y mijo, facilísimo de hacer y delicioso con patés o mermeladas caseras. La receta, en el boletín de este fin de semana. Todavía estás a tiempo de subscribirte! 🙂

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