Aprovechando hasta la última mijita

Uno de mis cereales preferidos y de los más completos y energéticos para el invierno es el mijo cocido, yo lo suelo alternar con el arroz o el trigo sarraceno durante la semana, y por su sabor más bien dulzón es ideal para hacer cremas de desayuno con canela. También suele ser un ingrediente al que recurro a menudo para preparar hamburguesas vegetales o croquetas.

Cuando me queda un resto de mijo cocido, me encanta aprovecharlo al día siguiente añadiéndole una pizca de agua caliente en un cazo, durante un par de minutos. Una vez ha recuperado su cremosidad y antes de que se enfríe y vuelva a endurecerse la masa, se hace un cremoso puré con una batidora. El aspecto es el de un puré de patata espeso o una bechamel, lo cual le da un cuerpo idóneo para mezclarlo con otros ingredientes, y hacer, por ejemplo, unas vieiras rápidas y deliciosas.

Prueba a mezclarlo con un sofrito de cebolla, bacalao, alga wakame y perejil, y un poco de polvo de almendra por encima para gratinar.

El mijo es un excelente tónico digestivo, que refuerza el estómago, la digestión y la asimilación intestinal. Además, ayuda a la concentración mental, da resistencia física, remineraliza y sube el ánimo y la vitalidad.

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