Cura rápida ante un bajón

Una semana más ajetreada de lo normal le pasa factura a cualquiera, y nada como un buen caldo casero para reponerse de un desgaste. No vale cualquier caldo, no, y tampoco valen los caldos comerciales… envasados y “conservados” en recipientes de cartón, que mantienen el sabor a base de potenciadores químicos, pero no la vitalidad y la frescura de los nutrientes esenciales.

Lo que tiene de particular un caldo casero es la calidad energética de la sustancia que resulta de cocer ingredientes naturales durante un mínimo de 40 minutos. ¿Acaso había antes algún mal que no se pudiera aliviar con un buen caldo en casa de nuestras abuelas, o sin ir más lejos de nuestras madres? Ellas sí que sabían. Y es que un caldo casero refuerza digestiones, reduce la inflamación, depura toxinas, ayuda a conciliar el sueño, repone de un disgusto, tranquiliza el alma …

Dependiendo de cómo nos sintamos y lo que necesitemos (recuperar energía, activarnos, relajarnos, mineralizarnos, depurar, nutrir…) los ingredientes a elegir varían.

La base nos la dan las verduras de temporada, el agua filtrada, una hoja de laurel y una pizca de sal. Para depurar se elegirán verduras de hoja verde como el apio, puerro, repollo, laurel, ajo, etc… Para reforzar y nutrir al organismo son más apropiadas las verduras de raíz, rendondas y de sabor dulce: cebolla, hinojo, zanahoria, calabaza, nabo, boniato, calabacín…

Un ingrediente muy interesante para el caldo son los huesos de ternera, ricos en colágeno, huesos de pollo de corral, que aportarán energía densa, caliente, reforzante (energía yang), y aminoácidos esenciales como la arginina o la glicina, con efectos calmantes y antiinflamatorios. O espinas de pescado, que a través de su gelatina natural aportan minerales y sustancia energética de calidad, contribuyendo a la mejora de muchos trastornos intestinales.

Si además, queremos reponernos de un bajón de energía y ánimo, nada como un aporte extraordinario de minerales en el caldo, a base de algas: kombu, wakame o nori.

Podemos seguir enriqueciéndolo si añadimos al final de la cocción una pizca de Miso, aprovechando las virtudes de este probiótico natural que refuerza el sistema inmunológico y la flora intestinal. Unas gotitas de jengibre sobre el caldo, nos harán entrar en calor rápidamente, si sufrimos de frío interno.

Qué puede haber más sencillo que meter en una olla verduras y huesos cubiertos de agua! Y nada tan saludable como iniciar una comida con un consomé o una sopa con tropezones de verduras, arroz, pescado o fideos… caldos a fuego lento o caldos rápidos remineralizantes. Atento al siguiente boletín de noticias con la receta de un caldo energético muy sabroso para preparar en casa, y en sólo 15 minutos.

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